Mensajes “Negros”, Torpes Evasiones, El Factor “Elba”: Rafael Loret de Mola

ESCRITOR. Rafael Loret de Mola

Desafío

*Mensajes “Negros”
*Torpes Evasiones
*El Factor “Elba”

Por Rafael Loret de Mola/Escritor

No escarmientan y siguen apostando a la manipulación colectiva. Sin respeto alguno a la ciudadanía, observada como un mero campo para los experimentos de estrategas de importación –provenientes de España y Colombia, sobre todo-, se sienten plenos quienes aseguran ser capaces de trocar la voluntad colectiva basándose en la ignorancia general y el impacto tremendo de las campañas mediáticas masivas en un conglomerado incapaz de disociar verdades y mentiras por efecto del desprestigio global de la política.

Así, los adelantados postulantes a la Primera Magistratura, acaso ansiosos por las evidencias sobre los vacíos de poder prevalecientes y con el aliento de las también inquietas cúpulas partidistas, comienzan a intercambiar dardos rebosantes de inquina en vez de sentarse a debatir, seriamente, sobre la conflictiva nacional. Se trata, por supuesto, de desacreditar a los contrarios para volver a la senda en la cual sólo es elegible “el menos malo”… como se anunció en 2006 para justificar la mediocridad del abanderado oficial, el panista Felipe Calderón.

Es curioso, a los cuestionamientos serios, los funcionarios con supuesta proyección responden simplemente con altanería; en cambio, ¡cuán sencillo es infamar con la ayuda de los cómplices bien colocados en los horarios estelares de la televisión! Las “campañas negras” ya están aquí y el banderazo lo dio, sin duda, el propio señor Calderón cuando se regodeó, tal es la expresión más adecuada, al reafirmar que la sentencia emitida contra su mayor rival en la contienda de 2006, “un peligro para México”, no sólo había sido correcta sino incluso se mantenía desde los fueros presidenciales sin más sustentos que la aviesa y prematura descalificación. ¿Otra vez el miedo?

Al mismo tiempo, una de las estrellas del delfinario elitista de Los Pinos, Alonso Lujambio Irazábal, dejó el mancillado escritorio de Vasconcelos para “comparecer” ante la comisión de diputados encargada de dar seguimiento a los dispendiosos gastos con motivo de los fastos del bicentenario, la gran fiesta del bando calderonista ayuna de pueblo y rebosante de incondicionales y lacayos, eludiendo los constantes requerimientos de los legisladores quienes pidieron, inútilmente, los desgloses obligados. Hablamos, nada menos, de dos mil novecientos millones de pesos. A cambio, el funcionario sentenció, orondo:

–¡Son excesos hipotéticos!

Una línea semejante, sin duda, a la de aquellos “mitos geniales”, incluida la pobreza, que lanzó a los cuatro vientos el “hacendoso” salinista Pedro Aspe Armella para marcar su destino político, más bien para anularlo, aun cuando en esos tiempos se hablaba de que la suprema voluntad no admitía réplica. Aspe se quedó en el gabinete pero perdió la condición de presidenciable. En los tiempos actuales, basta una tardeada en Los Pinos para dirimir las torpezas semánticas y los juicios viscerales. ¿Peor el pasado?

El despilfarro de la derecha, administrado por Lujambio –en el inminente noviembre dicen que la cúpula panista habrá de convertirse en “revolucionaria” sólo para tener pretexto para festejar en petí comité y, por supuesto, con ostensible cargo al erario-, delinea las insolencias de la llamada “nueva clase política”; esto es, los ejecutores del presupuesto festivo se mofan de los contrapesos, específicamente del legislativo, consideran que deben preservar el “secreto” sobre los beneficiarios de la insolente derrama –total: el espectáculo “fue bellísimo”, a decir de Lujambio, como regalo privilegiado a la nueva casta-, y evaden los cuestionamientos mediando el simplismo de las muletillas sarcásticas. Este es el santo y seña del gobierno en curso.

Desde luego, Lujambio, al igual que el inefable Juan Molinar Horcasitas, secretario de Comunicaciones por puro capricho de Calderón, no teme por su puesto ni sopesa la posibilidad de quedar al garete cuando se produzcan las definiciones panistas, primero al acreditarse al nuevo presidente del partido y luego con el “destape” de los precandidatos al más puro estilo de los cónclaves en El Vaticano. Nada significa la intangible “opinión pública” para ellos; ni la ciudadanía ni las denuncias periodísticas que no son hijas del sectarismo –no todas tienen esta condición, aclaramos-; tampoco las evidencias sobre desvíos millonarios de fondos y tendencias hacia el avieso nepotismo que antes la derecha señaló y ahora hizo crecer para honrar a los núcleos familiares, concepción gregaria de la nueva política.

Por eso se ríen Lujambio y Molinar; Calderón también. Porque sencillamente creen que así asegurarán el continuismo o negociarán con sabor a chantaje. Además, los constantes vaivenes y facturas por pagar de los grandes consorcios televisivos –hay que llamarles por sus apellidos: Azcárraga y Salinas Pliego-, envuelven desde hoy a los centros neurálgicos del poder para integrarse al gran triunvirato gubernamental compuesto por la nueva clase política, los financieros y los mediáticos. Todos caben en el mismo jarro.

Debate

No se olvide un detalle de enorme importancia: cuando Alonso Lujambio acudió a la Cámara como parte de la “glosa” legislativa con relación al insulso IV Informe, con ausencia presidencial naturalmente –así ha sido desde el último “mensaje” de los Fox, ella y él, en septiembre de 2006-, destacó la labor del español Antonio Navalón en las áreas culturales, esto es como si éste fuera una especie de garante por mantener gracejos y complicidades soterradas entre los tecnopolíticos de uno y otro lado del Atlántico, esto es en el punto en que se unen, sin coherencia ideológica, la izquierda hispana y la derecha azteca. ¿Acaso no es lo anterior referente obligado para explicar las alianzas turbias del gobernante PAN y el mancillado PRD?

¿Y quién es Navalón? Desde su arribo a México, en condición de “analista político” bien cobijado en algunos medios informativos –el numen de no pocos de estos es, sin duda, el maridaje con el poder público, a la vieja usanza-, desempeña funciones de cabalero en pro de los intereses de la Corona española, cada vez más abundantes sobre territorio mexicano como si ya se hubiera consumado la reconquista con la salvedad de que ahora están bajo camuflaje operadores y recursos saqueados.

Es fama que el personaje, promovido como si se tratara de un filósofo excepcional digamos del corte de Ortega y Gasset, sin serlo claro, tiene como una de sus encomiendas poner cerco a cuantos, informadores o no, no se alineen a la nueva moda de la hegemonía ibérica. Esto es, al servicio, igualmente, de las grandes componendas entre los gobiernos de México y España, sin distingote filiaciones, y de los cómplices y beneficiarios de los mismos.

¿Atamos cabos? Tras la controvertida muerte de Juan Camilo Mouriño –que nadie ose hablar de un crimen, faltaba más-, el4 de noviembre de 2008, no fueron pocos los compromisos méxico-españoles que quedaron al aire. Mouriño, observado como vicepresidente por sus paisanos hispanos –nació en Madrid con rica ascendencia gallega-, era la gran apuesta de los consorcios ibéricos hacia el futuro. Cuando el puente se vino abajo a mansalva, desmantelando las apuestas de la empresa Repsol en México, surgió entonces, a partir del 6 de abril de 2009, la cuidada figura de Lujambio Irazábal luego de su promoción hacia la Secretaría de Educación. ¿Méritos? Haber escrito un panegírico de la “democracia” al estilo panista.

No es casual, entonces, la confluencia de Lujambio y Navalón, una especie de relevo de Antonio Solá, el artífice de la “campaña negra” de 2006 así como lo fue igualmente a favor del Partido Popular en España, de nuevo en crecida. Digo, para mantener siempre un pie hacia la derecha y otro hacia la izquierda que opera hacia la derecha. Abundaremos.

El Reto

¿Quién es la conocida presentadora de televisión que mantiene, como atributo político y personal, su cercanía afectiva con la muy influyente perredista Lenia Batres Guadarrama, hermana de Martí, secretario de Desarrollo Social en el gobierno defeño e incondicional de Andrés López Obrador?

Es sencillo descubrirlo. Basta con dar seguimiento a algunos de sus recientes reportajes, destinados en buena medida a estereotipar a los adversarios de Marcelo Ebrard y de López Obrador como homofóbicos contumaces y a subrayar que, en buena medida, el pretendido talento contemporáneo es exclusivo del movimiento lésbico-gay, tan de moda. Quizá por ello estrena preseas a cada rato con cargo a las publicaciones “del corazón”, nutrientes de la nueva aristocracia mexicana. En una reciente emisión, claro, no dudó en difundir las proezas de Martí con los niños de la calle, amañando cifras. No la menciono por su nombre, nada más por pudor gremial, periodista como soy, pero no descarto hacerlo si responde.

Lamentablemente, en estos tiempos de creciente confusión, algunas y algunos de tales informadores son fácilmente cooptados por parte de los calculadores estrategas de importación, claves hacia el 2012, en plena descomposición general. Por esta razón tenemos la impresión, algunas veces, que las apuestas saltan en los platós televisivos como si se tratara de palomitas de maíz. En el fondo sólo se trata de chantajes soterrados. No quitaremos el dedo del renglón.

La Anécdota

Alonso Lujambio mantiene su perspectiva sobre dos corrientes: la de la reconquista ibérica y la del gremio magisterial bajo control de la insustituible Elba Esther Gordillo. Dos poderes fácticos de incalculables proyecciones hacia el futuro inmediato. Es importante anotarlo siquiera para no ser reos de la manipulación aviesa.

Cinco veces intentó este columnista conocer la opinión de Lujambio sobre la poderosa “maestra” y estas mismas veces evadió la controversia, divagando sobre las líneas de su despacho sobre la céntrica calle de Argentina. Pero su antecesora en el cargo, Josefina Vázquez Mota, no dudó al hacer una precisión –“2012: La Sucesión”, Océano-, luego de explicar, con vehemencia, que jamás habría ella aceptado ser empleada de la señora Elba Esther:

–Pregúntenle al respecto a quien fue mi antecesor –el regiomontano Reyes Tamez Guerra-. ¿Dónde está él ahora? Nada menos que en el PANAL –el partido inventado por la Gordillo-.

Pongamos la vista de un lado y otro de las facturas, de los emisores y beneficiarios.

Acerca del Autor : Triquis Oaxaca